Es de sobra conocido por todos mis allegados, que yo fui militante de la UJCE-PCE allá por 2017, eran años aquellos que coincidieron con el centenario de la revolución de Octubre de 1917, yo cursaba entonces segundo de Historia y había sido un deseo expreso mío desde antiguo militar en las juventudes comunistas, cualquiera me valía en aquel entonces, incluso las del PCE. En 2014, en plena eclosión y apogeo del auge de Podemos, ya había establecido un primer contacto a través de algún conocido con la JC, pero entonces contaba con dieciséis para diecisiete años y eso me frenó un poco. La edad nunca fue un impedimento para los jóvenes pioneros soviéticos, pero la UJCE tampoco era ni es el Komsomol. Pero el camino hasta llegar a militar no fue sencillo, antes pasé una serie de vicisitudes del destino.
Yo en ese entonces era un baturrillo ideológico de ideas de izquierdas, mi hermano escuchaba algunas canciones de Los Chikos del Maíz (en adelante LCDM), ese grupillo valenciano progre que ha derivado en socialdemocracia como el resto de la izquierda. Pero en ese entonces, el Toni y el Nega, los integrantes del grupo todavía se hacían pasar por marxistas-leninistas, comunistas auténticos de la vieja guardia, "pro soviéticos como Manolo Monereo", como entonaban en su canción "La Soledad del Corredor de Fondo", (nombre por cierto de otra película) y curiosamente Manuel Monereo, como ellos, también acabó arribando en Podemos, aunque éste último procedía del PCPE.
El caso es que los chicos de LCDM, valga la redundancia, tenían buenas intenciones y tuvieron su buena época, pero siempre pecaron mucho de "clasismo intelectual", de haber leído más libros y visto más películas que nadie (sobre todo de culto, de hecho su nombre hace referencia a la película de Stephen King de 1984), o de haber currado más que nadie:"¿tú tienes un póster de Lenin? Bien, yo he subido andamios". Daba igual el caso, fuese como fuesen, siempre eran mejores que alguien. Al fin y al cabo de eso se trata el ego de la cultura del hip-hop, de creerse mejor que el semejante, pero ellos siempre lo llevaron hacia otro extremo, de ahí que fuesen tan comunes los famosos beefs, una especie de pique entre raperos, como el que le ocurrió a Los Chikos del Maíz y C. Tangana, los primeros con el tema: "Los Pollos Hermanos", toda una oda a la serie Breaking Bad, y a su principal protagonista, Walter White, por su supuesta resistencia al capitalismo (para mí una suerte de banalización del narcotráfico por su parte), aunque hay que reconocer que la canción y el videoclip sobresalían por si solas con su estética de barrio, y las caretas del FallOut. La respuesta de Puchito, (C. Tangana) no se hizo esperar con su videoclip y canción Los Chikos de Madriz, que era algo más normalito y que éste supo aprovechar más como campaña de marketing, camino a su despegue.
Antes de eso, LCDM habían reprochado a C. Tangana que copiase la estética de Drake en sus videoclips sobre todo se veía siempre una lechuza muy similar a la que utilizaba el rapero norteamericano, y LCDM le recriminaban que no cultivase su propio estilo, en esa época todavía C. Tangana se encontraría buscándolo. El inicio de toda la pelea se originó en la mofa en un vídeo de LCDM que aparecían con un cocodrilo de plástico hinchable en referencia a la publicidad de Lacoste en los vídeos de Tangana. Luego al parecer la bronca fue a más, C. Tangana agredió a Nega a la salida de alguno de sus conciertos, además de acusarle de ser la "puta de Pablo Iglesias", en esa época era de sobra conocido que Los Chikos del Maíz estaban ya coqueteando con Podemos y su entonces dirigente, Pablo Iglesias Turrión. Al final Nega pagó cara su soberbia y se acabó llevando un puñetazo que en Estados Unidos le habría costado siete tiros en el pecho (véase el caso de Tupac).
Representación del capitalismo o no, unos años después C. Tangana acababa triunfando en el mundo de la música presentándose como uno de los más escuchados en el panorama musical del país, con su álbum, El madrileño, (2021).
Tras mi fugaz paso por la UJCE, algo menos de un año, me formé bastante en marxismo, lo cual ya es decir, teniendo en cuenta que la UJCE-PCE forman parte de la agrupación política de Izquierda Unida (IU), que a su vez estuvo dentro de Unidos-Podemos, luego Unidas (por el tema del lenguaje inclusivo, que es más importante que la lucha de clases) y finalmente en Sumar. La "izquierda" española ha ido caminando progresivamente hacia su propia autodestrucción como si de un cíborg se tratase. Ya lo hemos comentado en reiteradas ocasiones en este blog, en primer lugar el eurocomunismo dentro del PCE se encargó de alejarse de los postulados revolucionarios, luego llegó Izquierda Unida, luego Podemos y finalmente Sumar. Como decía Karl Marx, "la historia se repite, la primera como tragedia, la segunda como farsa", pero en este caso ha ocurrido hasta cuatro veces.
Pero si algo le debo estar agradecido a la UJCE (no tanto a la organización en sí, sino a parte de sus integrantes), alguno, todavía sigue siendo amigo mío, fue a la formación en marxismo. Antes de llegar a las juventudes, yo seguía defendiendo los dogmas anticomunistas que se repiten por doquier en los libros de Historia de bachillerato: entre otros, el anti estalinismo y la preferencia por Trotsky, los millones de muertos del comunismo y de Stalin o el famoso pacto nazi-soviético (Ribbentrop-Molotov), firmado el 23 de agosto de 1939. ¿Por qué en los libros de Historia de bachillerato no se hablaba de los Acuerdos de Múnich de 1938 firmados por Francia y Reino Unido con la Alemania nazi y la Italia fascista? ¿Qué me importaba a mí Stalin en 2014? Nosotros veníamos defendiendo la implantación del socialismo en España, independientemente de Stalin, Brézhnev, Jhrúshchov o cualquier otro prémier soviético porque es el sistema que creíamos más justo (socialmente hablando), progresista y humanitario. En esos ideales creíamos y por esos ideales luchábamos.
Recuerdo asistir de bien jovencito, con apenas quince años, a alguna fiesta de la proclamación de la República, el 14 de Abril, en especial en la localidad de El Borge, donde entonces había un ayuntamiento de IU . Una manera muy clara de ejemplificar como el PCE-IU y sus militantes se han sentido, desde siempre, muy atraídos por la Segunda República Española, un proceso modernizador democrático-burgués con muy buenas intenciones, eso sí, pero burgués al fin y al cabo. Como leía justamente en alguno de los artículos del PCTE, precisamente el fallo garrafal del PCE durante la guerra civil, (lo que ellos llaman guerra nacional revolucionaria), fue no haber entendido el proceso histórico en que se encontraban, no habiendo tratado de imponer la praxis y la teoría revolucionaria comunistas frente al gobierno del Frente Popular, partidario de hacer prevalecer el antiguo orden de cosas burgués, frente al militarismo más reaccionario, eso sí, representado en el golpe de estado del 18-J. Pero yo también he sido el primero en enarbolar la tricolor, en colgarla en mi ventana, en adjuntarla con un pin a una gorra de rapero o entrar en un supermercado con una bandera de plástico y casi salir escaldado por unos cuantos miembros del Frente Bokerón. La juventud y en especial, la adolescencia, son bastante peligrosas en este sentido. No conozco ningún comunista español que no se haya sentido atraído en algún momento por la bandera republicana, a pesar de haber sido, en origen, un régimen democrático burgués y no derivado de una insurrección popular socialista. Ni la rojigualda, ni la republicana, al final la bandera que ha representado siempre al movimiento comunista/socialista ha sido la bandera roja, desde las revoluciones de 1830 en Francia, simple e íntegramente de color rojo, sin símbolos ha sido siempre el símbolo del movimiento obrero. En España lo que ocurre es que es muy raro ser de izquierdas siendo monárquico (bueno, ¿entonces algunos del PSOE?), aunque no es tan raro ser de derechas y ser republicano, de hecho el gobierno de la república en sí, no conlleva ningún sesgo ideológico, pero la institución monárquica, aunque constitucional y limitada, desde la Constitución de 1812, implica unos tintes más conservadores que los valores democráticos republicanos, asociados a valores progresistas y de izquierdas, aunque no tiene por qué ser así (véanse los EEUU).
Con quince o dieciséis años eres una persona influenciable, moldeable. En una de las concentraciones por el día de la República, el 1 de Mayo o cualquier otra movilización histórica de la izquierda (para lo único que hemos quedado al parecer finalmente, a meras concentraciones de nostálgicos, al igual, con sus diferencias ideológicas, claro está, que los nostálgicos del régimen franquista, pero nostálgicos igualmente), me acerqué a un stand de círculos trotskistas (casi pareciese más bien una secta a la manera de los Testigos de Jehová con sus folletos en la calle), en él personas amables y simpáticas, eso sí, pero sectarias, me ofrecen acudir a una de sus reuniones en la sede Dolores Ibárruri de IU/PCE de Puerto de la Torre. ¿Pero IU es trotskista o estalinista? Realmente como decíamos, eso ya es lo de menos, en pleno siglo XXI, las luchas personalistas que se dieron entre esas dos figuras históricas rusas (y georgiana) no tienen cabida, ni tan siquiera en Rusia, mucho menos en España. IU se formó en 1986, al calor de la oleada de protestas contra la entrada de España en la OTAN durante el gobierno de Felipe González. ¿Os acordáis? Yo todavía no había nacido, pero era aquello de: "OTAN de entrada, no", no fuese a ser que viniese otro golpe de Estado del coronel Tejero, o mucho peor, de algún enemigo invasor y nosotros nos pillase indefensos. Por cierto, en la fundación de IU, entre otras muchas fuerzas de izquierda y los verdes (PCE, PCPE, Izquierda Republicana) también se encontró un sector del Partido Carlista. Para los nuevos, los carlistas fueron aquella sección que apoyó al candidato Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, en la guerra homónima contra su sobrina Isabel II en 1833. Antes, Fernando VII, previendo su fallecimiento sin heredero varón, abolió la Ley Sálica que impedía a las mujeres reinar por medio de la Pragmática Sanción.
Volviendo al tema, en esa reunión no me enteré ni torta de lo que hablaban, pero me gustó la decoración de la sede, seguramente con posters del Ché Guevara, La Pasionaria y algún otro líder revolucionario o carismático de izquierdas. Lo que si que recuerdo son pósteres del Frente Polisario (por la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro), no debían tener años esos posters.. y en la parte de fuera de la sede todavía conservaban el símbolo del PCE junto con el de IU. Recuerdo el periplo para ir desde Chilches Costa (donde siempre he vivido) hasta Puerto de la Torre. Coger el ALSA hasta el Muelle Heredia, luego el 21 de la EMT en la Alameda, un niño con esa edad debería estar en otras cosas, parecían aclaraciones muy fáciles para ellos, con el lujo "burgués" (en realidad de adulto mayor de edad) de disponer de vehículo y carnet. Aunque luego a la vuelta me soltó en el Rincón de la Victoria. Recuerdo que me sorprendió que siendo comunista condujese un BMW, cosas de críos y otro de los tópicos comunes sobre los comunistas. El hombre se llamaba Fidel, y su hermano Ernesto, (por Ernesto Ché Guevara y Fidel Castro), me contó que ellos toda la vida habían sido "estalinistas" pero que ya de adultos habían visto la "luz". Curioso que cada uno intentase barrer para casa. Ya en el Rincón, me había visto con un compañero de clase de mi hermana, un año mayor que yo, del 1996, al que yo mismo le puse el sobrenombre de Álvaro Komintern. (La Komintern ó Comintern, fue otro de los nombres de la Internacional Comunista o Tercera Internacional). Le conté de dónde venía y con quién había estado (los trotskistas del periódico "Lucha de Clases") y su respuesta fue: "¿Ésos? ésos son unos sectarios." Pero era el año 2014, yo no tenía todavía ni diecisiete años y no estaba yo como para perder el tiempo en esas cosas; (seamos realistas, la militancia política en pleno siglo XXI es una pérdida de tiempo). Ese tal Álvaro, al que dejaremos con ese apodo de Komintern para fomentar el anonimato, era uno de los militantes del colectivo de la UJCE que recién habían fundado en el Rincón de la Victoria, y el motivo de la "reunión" no era otro que el de intentar captarme para que yo también pasase a formar parte. Al final, opté por seguir con mis cosas y probar suerte cuando lo estimase oportuno (así ocurrió en 2017).
Hablando de sedes. En mis buenos años mozos, en otra de las manifestaciones de 2014, eran años de mucha movilización política y social, más de las que hay ahora con este gobierno de la coalición de PSOE-SUMAR o de la que hubo anteriormente con la de PSOE-Unidas Podemos (ya expliqué en otras publicaciones como los gobiernos de "izquierdas" fomentan la desmovilización y en 2014, coincidió con los años de gobierno del PP, ahí si había más movilización), unos cuantos acudimos a dejar material a la sede del PCE del centro/Trinidad Marcelino Camacho, en la calle Cerrojo. Sede antigua también donde las haya, unos años más tarde, ya en 2017, colaborando de voluntario en el 1 de Mayo, en la barra que montan en la plaza aledaña, entrando y saliendo llevando sillas, vi un retrato de Josef Stalin en dicha sede. Unos años más tarde lo acabaron retirando, pobre tío Joe, demasiado duró. Curioso también trabajar voluntario, "gratis", para el PCE/IU en esa barra del Primero de Mayo para que los camaradas más veteranos disfrutasen de la fiesta o en cualquier otra caseta o barra de la feria de Málaga (Zona Roja), foco de drogas y alcoholismo, con los porteros de la puerta cobrando en negro sin estar contratados por la Seguridad Social (en la caseta de la juventud comunista), de los militantes no hablaremos porque éramos voluntarios, ¿pero todo ese dinero dónde iba? No creo que IU estuviera dedicándolo a hacer la revolución, ni tampoco el que reciben del Estado español o de la Unión Europea. Y lo mismo en lo que respecta a cualquier otra barra en cualquier otra fiesta de pueblo. Trabajadores jóvenes comprometidos con la causa alimentando las bocas de concejales y diputados de IU aferrados a su sillón. Trepas, oportunistas y demás sanguijuelas. Y mientras, el militante joven de 17, 18, 19 o 20 años soñando con la revolución comunista. Qué iluso. No era precisamente el trabajo voluntario que enarbolaba el Ché, esos eran otros tiempos.
En la UJCE, desde hacía unos años que entré, aplicaron los denominados "talleres de masculinidades", en los que básicamente veníamos a sentirnos culpables por nuestra condición de hombres. Previamente, eso sí, se ve que hubo algunos casos de agresiones sexuales de unos camaradas hombres a unas camaradas mujeres (mayormente), aunque también habría que ver de qué tipo. Desde entonces la Dirección provincial, el Comité, recomendó, o directamente "prohibió" la relación entre los militantes, que pasarían a ser únicamente, eso, militantes. Naturalmente, nadie puede ponerle frenos u obstáculos al amor, y dio la casualidad de que los altos dirigentes si tenían sus respectivas parejas dentro de la organización, es decir, que si que estaban "emparentados" entre sí, aunque no era ni mi caso ni el de otros muchos más, pero aún así nos lo recordaban por activa y por pasiva. Era el famoso dicho de: "Consejos vendo y para mí no tengo". Después de muchos meses de dudas y de distracciones académicas, que era lo que de verdad me atañía en ese momento, terminar mi carrera de Historia, opté por salirme de la "juve" por la vía rápida, saliéndome de los grupos de WhatsApp (no eran pocos, la burocracia comunista también afecta a la mensajería instantánea y el Gmail). El motivo fue un poco burdo, pero suficiente, y la gota que colmó el vaso a muchos meses de agotamiento. Se estaba debatiendo en un grupo de WhatsApp principalmente por mujeres, aunque estaba presente también el secretario general, dándoles la razón (llevaban unos años obcecados en recuperar la militancia femenina, y por algo ellas se irían digo yo), la idea de sororidad entre las mujeres, es decir el hermanamiento entre todas las mujeres (fuesen de la clase social que fuesen) contra las agresiones machistas. Mi mente de 1º de marxismo, respondió, pero eso contradice los principios básicos de la lucha de clases, el abecé del marxismo, y tras ver que no iba a haber discusión posible, sin más, puse fin a mi experiencia política. Fue un motivo absurdo pero suficientemente necesario para marcharme de ese lugar de contradicciones.
Con mi profesor de Filosofía Ética y Educación para la ciudadanía del IES Ben al Jatib, Paco Espadas
Pin del PCE con la bandera republicana y la gorra rapera con las firmas de Nerviozzo y Locus de Duo Kie
Uno de los cárteles de la UJCE, "Rompamos con el régimen", aliándonos con Podemos y Sumar, supongo, con las fuerzas del capital en general.
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